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Somos Gaia.
La visión femenina del desarrollo y el crecimiento personal y social tiene un pilar fundamental en el respeto y el cuidado de las personas y el entorno.
Desde la antigüedad las mujeres han sido las encargadas de mantener el legado cultural desde la cuna. La importancia de saber quiénes somos y de transmitir una herencia de valores éticos y emocionales, más allá del reconocimiento económico y material.
Como generadoras de bienestar que somos, nuestra relación con la naturaleza también se establece bajo los parámetros del respeto y la sostenibilidad. Porque sabemos que nuestras acciones presentes condicionan el bienestar de las generaciones futuras. Porque el mundo no es nuestro, del aquí y el ahora; pertenece a la Humanidad de todos los tiempos.
Desde la escuela infantil (sector ampliamente feminizado) pretendemos acompañar el crecimiento de las criaturas ofreciendo este tipo de valores ecológicos, tanto a niñas como a niños, porque somos firmes defensoras de la igualdad desde la equidad.
A través de diversas acciones vamos, poco a poco, contribuyendo al cambio de paradigma en educación.
Con propuestas como tener un menú saludable, elaborado con productos de temporada, que genera hábitos de alimentación vinculados al territorio.
Con propuestas como crear un huerto escolar que cuidan, los niños y las niñas de la escuela; que cuenta con la colaboración de las familias que nos transmiten su sabiduría agrícola; que nos muestra la generosidad de la tierra, con sus proceso lentos y mágicos, con sus frutos sabrosos, sus texturas, sus colores, sus olores…; que nos hace reflexionar sobre la importancia del agua, sin la cual no habría vida, y que hemos de aprender a gestionar con hábitos de economía natural.
El huerto escolar y la experimentación directa con materiales naturales, es una experiencia única y motivadora para el alumnado. Favorece su desarrollo cognitivo, emocional y sensorio motriz. Observar y mimar el crecimiento, lento y armonioso de lo que será nuestra cosecha, supone una conexión total con la naturaleza, genera actitudes de respeto al entorno y a la vida que contienen, además de emociones y sentimientos muy gratificantes.
En definitiva, esencial para la educación integral del niño o de la niña desde edades tempranas. Descubrir la naturaleza, es descubrir la vida.
A la gente que piensa que en las escuelas infantiles sólo nos dedicamos a jugar, queremos decirles que sí, que es cierto; sólo nos dedicamos a jugar; nada más y nada menos.
Porque a través del juego es como la infancia descubre el mundo.
Porque a través del juego nos acercamos a la realidad de las relaciones humanas.
Porque a través del juego comprendemos que Gaia somos todas y todos y que, si falta alguien, nos falta algo.
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