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Imagina que tienes la posibilidad de redescubrir la realidad a través de la mirada atenta de una niña o un niño… ¡qué fascinante sería! ¿Verdad?
Los niños y las niñas tienen la necesidad de descubrir el mundo que les rodea. Lo hacen a través de la experimentación y la observación de todo lo que está a su alcance. Manipulan los objetos investigando sus cualidades, esto les ayuda a interpretar qué es lo que sucede en su entorno para entender su realidad. Aprenden a través de los sentidos, abriéndose paso al mundo jugando, experimentando, probando y comprobando.
Entre todos los recursos que están a nuestro alcance, encontramos la luz. Natural o artificial, acompañada de sus sombras, de sus reflejos, de sus colores… una multitud de contrastes que centran la atención de las niñas y de los niños desde edades bien tempranas. En la luz hallamos el asombro, la curiosidad, la sorpresa… convirtiéndose tanto esta como sus sombras, en elementos que despiertan el interés de los niños y de las niñas en juegos que propician la experimentación, siendo los protagonistas de su propio descubrimiento, de su propia historia.
¿Quién de pequeño o pequeña no ha jugado a perseguir una luz?
Ese juego tan divertido en el que ese reflejo o esa sombra traviesa se mueve por el techo, las paredes o el suelo. La luz, las sombras y los reflejos tienen la cualidad de ser mágicos y nos ofrecen infinitas posibilidades. Descubrirlas y disfrutar de ellas es simplemente fascinante. Tan solo debemos sumergirnos en su magia para descubrir los diferentes aprendizajes que nos ofrecen.
Por ejemplo, la luz solar, además de permitirnos jugar en el exterior, favorece que las niñas y los niños sean observadores de distintos detalles: el reflejo del sol en diferentes superficies, sombras que se mueven al son del viento como las hojas de un árbol o un charco de lluvia que se transforma en espejo. Estas y otro tipo de cualidades que los adultos muchas veces, damos por supuestas pero que en los niños y en las niñas generan caras de entusiasmo y de sorpresa y les convierte en verdaderos “cazadores y cazadoras” de sombras.
Yendo más allá de las oportunidades que nos ofrece la luz natural y apoyándonos en la pedagogía de Reggio Emilia, también conocida como pedagogía de la luz, en las escuelas infantiles Ninos apostamos por explotar este recurso tan enriquecedor día a día. Para ello, llevamos a cabo sesiones de luz en nuestras aulas mágicas o aulas de la luz, en las que con mimo preparamos diferentes propuestas para que a través del juego se trabajen las luces y las sombras, haciendo aún más visible una realidad próxima a las criaturas, sorprendiéndoles continuamente. El aula de la luz ofrece a los niños y las niñas un nuevo mundo, de nuevas posibilidades, de colores, de magia… Por medio de este espacio, ofrecemos oportunidades en las que vivirán numerosas sensaciones, como las que les provoca entrar al aula oscurecida, aprovechando para sí aparece, acompañarles en el miedo proporcionándoles seguridad, lo que hace que crezcan en autoestima. En el aula de la luz podemos descubrir que las sombras no son solamente oscuras o negras, sino que también las hay de colores, jugando y construyendo con elementos translucidos, apoyándonos con la luz de un foco, de una linterna, de un proyector o de la mesa de luz. Podemos inventar historias con sombras en las que quedarnos boquiabiertos al ver como los animales de la selva vienen a visitarnos u observando como de repente, se duplica el número de niños y niñas al reflejarse su sombra en la pared intentando atraparla.
Pero, sobre todo, el aula de la luz es un espacio que invita a la tranquilidad, a la calma, dónde inunda la paz y la armonía, con tan solo ver cómo brillan y relucen esas lucecitas u estrellas fluorescentes.
Realizar este tipo de actividades con los niños y las niñas les permite adentrarse en un nuevo mundo presente en el día a día, pero que muchas veces pasa desapercibido. La magia de las luces y las sombras es tal, que a través de sus diferentes posibilidades y “formas” les ofrece la oportunidad de cambiar su mirada y despertar su curiosidad y sorpresa. “Si en el mundo no existiera la sombra, no sabríamos nunca lo que vale el sol”
Inma Martínez Hernández,
Coordinadora Ninos Escuela Infantil Municipal “Maestra Carmen Baeza” de Callosa de Segura
